Nuestros puntos diferenciales
Menor estrés y malestar para el gato y las personas, ya que quién tiene o ha tenido gato ha sufrido junto a su mascota alguna experiencia negativa desde que el gato entra en el trasportín hasta que vuelven a casa tras la consulta, pasando por salas de espera con olores y ruidos de otros muchos animales, náuseas en el coche, procedimientos realizados por personal sin conocimiento sobre las necesidades específicas de la especie felina...
Además, cuando la consulta se realiza en el domicilio, incluso si el procedimiento supusiera alguna molestia (como una inyección) el ambiente familiar y conocido hará que olviden pronto situaciones desagradables.
Menor exposición a patógenos e infecciones, y esto es importante en pacientes sin un correcto protocolo de vacunación y/o desparasitación, gatitos jóvenes, geriátricos o con patologías que depriman el sistema inmunitario.
Hoy en día se puede hacer casi cualquier intervención desde casa, velando de esta manera, por la salud de nuestros animales, sin necesidad de desplazarse, aparcamientos, tráfico y sin perder tiempo en salas de espera.
Desde la clínica, manejamos horarios flexibles y nos adaptamos a las agendas de los clientes.
Un veterinario a domicilio es más económico, y se lo que escribo. En principio, una visita a domicilio parece tener un precio algo superior que acudir a una clínica física, pero nadie tiene en cuenta el gasto del traslado hasta allí, el tiempo perdido en una sala de espera, sumado al estrés que todo ello genera y la posibilidad de contraer enfermedades contagiosas al estar en un lugar lleno de personas y animales extraños. ¿Todo esto no tiene un valor económico pero, realmente no importa?